[vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_tweetmeme type=»horizontal»][vc_facebook type=»standard»][vc_single_image image=»1914″ alignment=»center» img_link_target=»_self» img_size=»medium»][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Antes de ir directa al por que Fui escritora en un Starbucks, quiero dar un poco de admiración al lugar donde me encuentro ahora mismo, mientras escribo esta entrada en un Ipad, usando sólo los dedos pulgares.

Como muchos sabéis he dejado mi soleada playa para poder inspirarme en nuevas historias en Madrid, un proyecto con una Editorial me ha traído hasta aquí. Al corazón.[/vc_column_text][vc_column_text]Decir que la ciudad tiene un encanto que te hace pensar en los submundos, en estatuas gigantes, rascacielos de cristales tintados por el reflejo del cielo…

Madrid es oscuro, cierto, pero el frío en las mejillas, el estrés, restaurantes por doquier…me da cierto romanticismo de novelas donde en una discoteca puedes encontrar un Neffilim.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Pero si tuviera que escoger algo de entré toda esta ciudad, es Starbucks, llamadme americanizada, pero cuando veo aquel símbolo verde es que mi mente se aleja del lugar en el que me encuentro y me siento como una americana que viste vaqueros desgastados, camisa negra de brillantes y una chaqueta con tiras entre blanco y negro. Y no olvidemos unas botas con cordeles de colores.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_video link=»https://www.youtube.com/watch?v=_xynR4ow8mA»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]Y sin embargo ha sido una experiencias bien diferente la que hace unos días me ha acompañado. He sido escritora en un Starbucks.

Me senté en una de esas mesas redondas que a veces son un tablero de ajedrez, otras letras dispersas en una caracola y mi favorita, aquella que nombra las ciudades más «cool» del mundo.

Y así, totalmente impregnada en la magia de aquel lugar, la inspiración llego hasta a mi. Busque en mi bolso de líneas azules hasta encontrar mi bibliógrafo violeta. Ahora sólo necesitaba mi libreta….libreta….no me había llevado la libreta.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/3″][vc_single_image image=»1918″ alignment=»center» img_link_target=»_self» img_size=»medium»][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_single_image image=»1917″ alignment=»center» img_link_target=»_self» img_size=»medium»][/vc_column][vc_column width=»1/3″][vc_single_image image=»1916″ alignment=»center» img_link_target=»_self» img_size=»medium»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]Sin desear rendirme, seguí en la búsqueda de alguna hoja en blanco…cuando entonces encontré el romanticismo de un viaje. Un billete de la ida a Madrid. Sin pensármelo dos veces comencé a relatar lo que mi mente deseaba implantar en algún trozo de papel.

Y entre olor a nata montada, caramelo, azúcar de vainilla, chocolate en un Mocha Blanco, surgieron estas palabras.

[/vc_column_text][vc_single_image image=»1919″ alignment=»center» img_link_target=»_self» img_size=»large»][vc_column_text]Y fui escritora en un Starbucks.[/vc_column_text][vc_single_image image=»1923″ img_link_target=»_self» img_size=»medium»][vc_facebook type=»standard»][/vc_column][/vc_row]